Las alteraciones psicosomáticas se refieren a condiciones médicas que tienen una base en factores psicológicos y emocionales, y que afectan directamente el bienestar físico de una persona. Estas afecciones se manifiestan con síntomas físicos reales, pero su origen está vinculado al estrés, la ansiedad, la depresión u otros aspectos emocionales. Ejemplos comunes de alteraciones psicosomáticas incluyen dolores de cabeza tensionales, trastornos gastrointestinales funcionales, síndrome del intestino irritable (SII) y algunos tipos de dolor crónico, donde los factores emocionales pueden desempeñar un papel significativo en la intensidad y duración de los síntomas.
El tratamiento de las alteraciones psicosomáticas generalmente implica un enfoque holístico que aborde tanto los aspectos físicos como los emocionales. La terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia de relajación y técnicas de manejo del estrés son herramientas comunes para abordar los componentes psicológicos de estas afecciones. Además, se pueden implementar intervenciones médicas para aliviar los síntomas físicos. Un enfoque integral que considere la conexión mente-cuerpo es esencial para abordar eficazmente las alteraciones psicosomáticas y mejorar la calidad de vida de quienes las experimentan.