Los trastornos psicóticos, como la esquizofrenia, los delirios y los trastornos esquizoafectivos, son condiciones mentales graves que afectan la percepción, el pensamiento y las emociones de una persona.
En el caso de la esquizofrenia, se caracteriza por una desconexión de la realidad, manifestándose a menudo en alucinaciones, delirios, pensamiento desorganizado y síntomas negativos como la falta de motivación o expresión emocional. Los delirios, por otro lado, son creencias falsas y fijas que no son compartidas por la mayoría de las personas y que persisten a pesar de las pruebas en contrario. Los trastornos esquizoafectivos combinan elementos de la esquizofrenia y los trastornos afectivos, como la depresión o el trastorno bipolar. Estos trastornos pueden causar una marcada disfunción en la vida diaria y a menudo requieren intervención terapéutica y, en algunos casos, medicación.
El tratamiento suele ser multifacético, involucrando medicamentos antipsicóticos para controlar los síntomas, terapia cognitivo-conductual para abordar patrones de pensamiento y apoyo psicosocial para ayudar al individuo a gestionar el día a día. Un enfoque integrado y un seguimiento cercano con profesionales de la salud mental son fundamentales para abordar estos trastornos de manera efectiva y mejorar la calidad de vida de quienes los experimentan.